sábado, 24 de diciembre de 2011

la miel en los labios

No olvido los sueños,
vuelvo a lo que no acabó,
no perdí, no perdí, porque
ser valiente no es sólo cuestión de verte...

impasse

¿De veras se ha roto?

¿De verdad no queda más que runa?



Y, sorprendentemente, el dolor queda oculto...

miércoles, 21 de diciembre de 2011

El odio, el odio...

Aquello que soy, nadie me lo quita... ¡Déjame en paz!
Harto de tanto pelear, no puedo más. ¡No aguanto más!
Clavo mis pies en esta tierra y grito, ¡Déjame en paz!
Basta de tanta falsedad, no puedo más... ¡No aguanto más!
Lavo mis manos con mi llanto...

domingo, 18 de diciembre de 2011

... Como el viento...

No es de mi propiedad, pero forma parte de mi vida...

jueves, 1 de diciembre de 2011

Segundos inútiles.

De un segundo a otro...

la risa es llanto.

De un segundo a otro...

el sexo es frío.

De un segundo a otro...

la vida es gris.

De un segundo a otro...

el recuerdo es vida.

De un segundo a otro...

el amor es odio.




Un segundo tardas en romper tu felicidad.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Veamos, un poquito de cultura señor pueblo...

La fórmula d’Hondt presente en la ley electoral en España incentiva el bipartidismo, es decir, aunque se presenten 70 partidos políticos sólo 2 obtienen la mayoría de escaños si se dispersa el voto...., aunque juntos todos esos votos sumen una enorme cantidad de personas que se quedan sin representación parlamentaria.

Definición de Voto en Blanco, Voto Nulo y abstención

VOTO EN BLANCO: Exige ir a votar o solicitar el voto por correo,y no elegir ninguno de los partidos que se presentan a las elecciones. Aunque muchas personas eligen el Voto en Blanco como voto de protesta, en este caso, tu voto cuenta a todos los efectos en el reparto de escaños debido a la ley D'Hont que rige en España, ya que los escaños se distribuyen entre los partidos en función del total de votos emitidos. Perjudica a los partidos minoritarios.

VOTO NULO: Los votos nulos también se contabilizan, pero se emiten y se anulan por llegar a la mesa defectuoso, con tachones, rasgado, más de un partido señalado, con dibujos o comentarios de cualquier tipo... en resumen, en mal estado. El voto nulo no favorece a ningún grupo; mientras que voto en blanco condena a los minoritarios, el voto nulo se diferencia por no sumarse a ningún partido ni al total de votos emitidos, por lo cual no favorecen ni perjudican a un partido en concreto. Si se desea protestar contra los políticos sólo se conseguiría con el voto nulo, porque de lo contrario perjudica a partidos minoritarios.

LA ABSTENCIÓN: Consiste en no ir a votar. Se interpreta como un acto de castigo o contrario a la democracia. No crees en la democracia como sistema. La abstención no afecta, a efectos contables, en el resultado electoral. Los medios de comunicación, sin embargo, la suelen interpretar como un indicador del descontento social que indica y la pasividad ante unos comicios que no logran movilizar a los ciudadanos. Dependiendo en cada país la abstención beneficia o perjudica a unos u otros partido, En España según diversos estudios la abstención beneficia al partido mayoritario de la derecha, el PP, cuyo electorado es más fiel a la hora de ir a las urnas.

Aclaradas la definiciones y diferencias entre votar en blanco, nulo y la abtención si se quiere evitar que salgan los partidos políticos mayoritarios las recomendaciones podrían ser:

- Votar a partidos minoritarios que tengan alguna posibilidad.
- Nunca, jamás votar en blanco. Perjudica gravemente a los partidos políticos minoritarios, antes votar nulo, aunque no sirva de nada.
- No abstenerse, ya que es un voto de castigo a la democracia.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Era cierto; existen.

Ya no te atreves a decir que es lo que falla. Ya no sabes darle un nombre ni un origen. El problema es el mismo, si, pero hay que ser sinceros; para ti ha cambiado. Porque tu visión ha cambiado. No es que ya no te duela. Que no te importe. Es que has aprendido a convivir con él. Y si, será todo el mecanismo de defensa que quieras, pero también es muy triste. Es triste saber que llevas tanto tiempo respirando y sin vivir, que ya no te das cuenta. Es triste que los gritos ya no te sobresalten. Es triste que las palabras pierdan sentido. Es triste estar cansada de seguir adelante. Tan cansada, que tampoco puedes detenerte. Tan solo la inercia te mantiene en pie. La inercia de la rutina, cada día...

Y algo más.

Sabes que le quieres. Sabes que los momentos bonitos son más grandes que las discusiones, como mínimo dentro de ti. Sabes que hay gestos suyos que, a pesar de todo, están ahí. Sabes que le importas. Y que nunca te haría daño. Pero hay algo que no sabes. Hay algo que puedes creer o no, pero realmente no lo sabes. No sabes si te quiere tanto. No sabes si él está dispuesto a todo esto. ¿Y si se cansa? Lo ves en sus ojos a veces, y los tuyos se llenan de lágrimas tan rápido que no las puedes controlar. Y te escondes. Te escondes para que no te vea. Te escondes para no verle. Para no ver las ganas de tirar la toalla en el brillo de sus ojos. Para ocultarle tu miedo. Te gustaría que esa amenaza desapareciese encendiendo la luz, como cuando eras pequeña y los fieros monstruos de la penumbra se convertían en inofensivos montones de ropa. Pero esta vez no desaparece. Esta vez no hay luz que te aporte alivio. Esta vez el monstruo es real, y no se le puede matar con una espada. Esta vez, el monstruo vive también en ti.

Se marchó.

Se marchó la rabia. El llanto. El gris.

Se marchó cuando entendí como sonreír sola. Por mi misma. Sin ayuda de nadie.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Pequeña porción de por qué.

Cierras los ojos y viajas. Viajas en el tiempo. En el recuerdo. En el viento. Te encuentras frente a sus ojos, y sientes la tranquilidad y el sosiego en estado puro. Su voz aparece desdibujada, perdida en tu mente como un eco que no terminas de reconocer. Eso te entristece. Te gustaría sentirle más cerca, verte rodeada de su calor. Aún así, es realmente como si se encontrase junto a ti. Vuelves a sus ojos. Siempre vuelves. No dejas nunca de estar en sus ojos. Sabes que no eres capaz.
Piensas en su espalda, y la recorres mentalmente con tu dedo índice. Abajo. De nuevo arriba. Y llegas al cuello, que imaginas que besas suavemente. Intentas inspirar y retener el máximo de su olor, pero de nuevo se te escapa, se vuelve escurridizo y tan solo consigues el eco de un recuerdo. Un escalofrío se apodera de ti, y se convierte en un horrible vacío. En la soledad absoluta.
Abres los ojos y observas. La luna. Las sábanas. Su silueta, recortada a la tenue luz que inunda la habitación. La soledad desaparece. De nuevo cierras los ojos.

sábado, 28 de mayo de 2011

Despierta

Bueno, parece que están decididos a mostrarnos hasta que punto nos consideran idiotas. Suerte que al parecer no lo somos tanto como creían...

domingo, 15 de mayo de 2011

Prefacio

Vamos. Respira. Es tu momento de tomarte las cosas con calma.

sábado, 14 de mayo de 2011

Sombras de la felicidad

Intentas conciliar el sueño. Una vuelta. Otra. Suspiras flojito. Contienes la respiración y escuchas. A tu lado respira él de forma seguida, puede que incluso profunda. Esperas con fuerza que duerma, pero no acabas de estar segura, por lo que permaneces inmóvil unos instantes. Después, no puedes evitar cambiar de posición. Procuras quedarte ya así, pero tu mente continúa mortificando tu cuerpo y vuelves a girar sobre ti misma.
Acabas por admitirte que no entiendes lo que sientes. Pruebas a analizarlo. No sientes haber hecho nada incorrecto, por lo que queda descartada la culpabilidad. Tampoco sientes rabia, ni odio, ni ira… Ni siquiera estás enfadada. Tal vez la sensación se acerca más a la tristeza… una profunda tristeza que inunda tus ojos y enturbia tu mente. O tal vez el miedo, que te acongoja en lo más intimo de ti misma. Puede que la angustia sea la suma de estas dos sensaciones.

Pero, ¿Cuál es exactamente el origen de esta angustia?

Apareció tu angustia con su enfado. A lo largo de tu vida, has defraudado a gente, has hecho sufrir, y has visto sufrir, pero nunca antes te habías sentido así. Tampoco nunca habías amado así. Eso te da miedo. Pánico, en realidad. Sabes que por él podrías hacer todo aquello que jamás te permitiste por nadie. Todo lo que te prometiste que nunca harías por nadie. Empezando por romper una amistad.

De pronto recuerdas que necesitas dormir y lo intentas de nuevo. Él se agita en sueños y se acerca a ti inconscientemente. Necesitas desesperadamente un abrazo suyo, pero temes tocarle. No quieres despertarle. No soportarías que se apartase de ti. De estar en tu casa saldrías a respirar, y a dejar que la soledad de tus pasos acunase tu espíritu inquieto hasta el agotamiento. Aquí no puedes más que ahogarte. Al final, sales de la cama y te deslizas hasta el suelo. Siempre nos han hablado de dejar la mente en blanco, pero nunca nadie habló de dejar los corazones vacíos. Tienes frío y vuelves a la cama. Aún no habías terminado de dormirte cuando la alarma sonó. Vamos, sonríe al mundo mientras llora tu alma...

viernes, 8 de abril de 2011

El transcurso del tiempo, inalterable.

Enredas un mechón de pelo entre tus dedos. Tu mente se entretiene en detalles, en pequeñas cosas que pueblan un sin fin de ideas. Vas dando vueltas a toda esa nube de pensamientos y te acercas a ese que, sabes, es especial. Cada día más presente. Cada día más sólido.
Si cierras los ojos puedes imaginar que te mira, que te sonríe. Casi puedes percibir su olor. Casi puedes sentirle rodeándote.
A veces tienes miedo. Tienes miedo a que sea demasiado importante para ti. Tienes miedo a enamorarte más que él. Tienes miedo a que aparezca quien sepa amarle mejor. Tienes miedo a no ser suficiente. A que se canse. A que se marche…
Pero cuando más miedo tienes, te sonríe. Te sonríe y te mira de esa forma tan sincera, que no deja lugar a dudas de que tú también eres alguien muy importante para él. Esa mirada que no conocías antes de conocerle a él. Y aparece de nuevo esa sensación que también llegó por primera vez con él. Esa felicidad que recorre tu cuerpo y se acumula en tu pecho. Y te das cuenta de que no te ves con nadie más. De que no quieres nada más. De que te fundirías en su pecho para poder sentirle siempre cerca. Y pides al primer Dios que se te pasa por la cabeza que, por favor, si es un sueño no quieres despertar. Porque en ninguna otra parte, con ninguna otra persona podrías ser tan feliz como lo eres con él.

lunes, 7 de febrero de 2011

Él

Una pequeña decisión, un estado de ánimo… la diferencia, a veces, reside en un sí o un no. Fue un plan tan improvisado que no estaba segura de hacia dónde iba hasta que estuve allí. Por algún motivo, me sentía libre. Y me limité a disfrutar de esa sensación.

Tocaba un grupo con el que había pasado muchas noches de verano. No cabía esperar que allí fuese a encontrar a alguien conocido… pero, capricho del destino, así fue. Y allí estaba él. Allí estaba yo.

No le conocía demasiado, tan solo la suma de conversaciones fugaces y encuentros casuales, lo suficiente para saludarle y sonreír. Pero aquella noche le vi diferente.
Por menos de un segundo, me sentí perdida en sus ojos. Después, la sensación se transformó en una animada conversación. Sin silencios incómodos. Sin frases de relleno. Sin palabras forzadas. Fluía, simplemente.

Sin darnos cuenta, nos encontramos cada vez más cerca. La noche derivó a un final tan inesperado para mí como su comienzo. Allí, tumbados, no sabría decir cómo, nos acercamos poco a poco, acurrucados.

Dormité en sus brazos, no sé por cuánto tiempo. Me desveló su mirada, tan intensa… Poco a poco, nuestros labios se acercaron, sonriendo tímidamente y sin dejar de mirarnos. Cerré los ojos al sentir la suavidad de su piel en mis labios, rozando los suyos sin llegar a besarnos.

Le escuchaba respirar, y me encantaba el calor de sus brazos rodeando mi cintura. Le miré. Le miré a los ojos y me di cuenta de que le estaba besando. Puede que nunca haya besado a nadie como lo hice aquella noche. No creí que se pudiese estar tan bien entre los brazos de la persona correcta…

Recuperando viejos textos, y reviviendo mi rincón del blogmundo

Lo intentas. Una vez, y otra vez, y otra vez… Y lo vuelves a intentar. Una vez más. Algo te dice que es inútil. A la vez, algo te dice que lo intentes de nuevo. Creo que el problema es que nada te dice que todo eso sirve para algo, ni que dejes de intentarlo. Las dos voces no se contradicen. Las dos voces se limitan a decirte que hagas algo inútil, pero que lo hagas de todos modos.

Entonces, te preguntas. ¿Algún día me dirán que pare? ¿Algún día me darán una esperanza? Y te das cuenta. Las dos voces no eres más que tu. Tú, y aquello que tú decides ser. Tú, y la barrera que tú mismo has creado.

Te da miedo romperla, pero no soportas seguir viviendo con ella. Lloras. No paras de llorar por cosas que en realidad no te importan. Pero necesitas una excusa. Un disfraz, para que la barrera no te reconozca.

Música.

Empiezas dejándote llevar por la tristeza. Uno tras otro, esos sonidos se juntan para torturar tu mente y te hunden aún más en tu indecisión. En tu miedo.
Pero entonces ves aquella canción. Hace mucho tiempo que no la dejas sonar. Hasta ese momento, no la habías echado en falta. No habías vuelto a pensar en ella. Pero en ese momento estás recordando su fuerza. Su rabia. Y la pones.

Empiezas a sentir todo aquello que habías guardado en esa especie de olvido aparente. Empieza a subir la rabia por tus brazos. Empiezas a sentirte fuerte. Libre. Sabes que no se trata más que de una sensación, pero no te importa. Tienes ganas de luchar por ti. Tienes ganas de llorar sabiendo el por qué. El por qué real. Sin disfraces. Sin mentiras.

Decides quedar con aquellos a los que realmente les importas, y hacerles saber que ellos te importan. Con buen humor. Sin momentos tristes. Porque la felicidad se debe celebrar, y esas personas te ayudan día a día a acercarte a ella. A tu lado, o lejos de ti, esas personas que te infundan fuerzas merecen un gesto bonito. Amistoso. Merecen sentirse tan queridos como te hacen sentir a ti.