miércoles, 14 de julio de 2010

Un día como otros

Cierro los ojos. Me siento cansada. Hace calor. El aire caliente entra, bochornoso, a través de mis labios entreabiertos, produciéndome una sensación de ahogo. Entonces me doy cuenta de que la música se ha acabado y el silencio me incomoda. Vago a través de las canciones, sin que ninguna acabe de convencerme pero con la absoluta necesidad de poner una cuanto antes. Al final siempre la misma, una y otra vez. Va por temporadas. Hay días en los que solo una canción me parece la adecuada y la escucho hasta la saciedad. Otros días necesito silencio. O sonidos, como el del bosque o el de la respiración de alguien mientras duerme. Me gusta ver los sonidos. No como ondas, si no ver la imagen que me aparece con cada sonido, cada ritmo o cada canción. Me relaja. Quizá esté un poco loca, pero a mi ya me gusta así. A fin de cuentas, nadie es del todo normal.

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